Miro una lata que oficia de cenicero abra unas 20 o 30 colillas de cigarrillos amontonadas una sobre otra, algunos son cigarrillos de filtro blanco en donde se observa el delicado dibujo dejado por el rouge de unos deliciosos labios ya rojos sin la necesidad de ningún colorante, los surcos blancos dejados por los pliegues de una boca. La suave coloración dejada por un vino tinto, esa estela de color violeta que queda luego de tomar Un cachetazo, un golpe de electricidad que nos da un toma corriente mal puesto, la caricia insolente de una puta, la mirada perdida de alguien que nos ama. El pavor que produce amar a alguien, el pavor que produce el rechazo, la desubicacion, la mentira. Pitar de un cigarrillo hasta morir, hasta que el pecho duela, no saber contener la vida, no saber contener la necesidad de expresarse no encontrar las palabras para tratar de decir algo que no sabemos decir. El aburrimiento, la constante monotonía de seguir y seguir para que los días transcurran iguales sin ningún altibajo ni bueno ni malo, preferiría que cosas malas sucedan a cambio de que no suceda nada. Una mancha sobre una remera nueva, una mancha sobre una remera vieja.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Imagenes
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